Las restricciones en los lugares y edificios para los fumadores contribuyen a que un fumador se plantee dejar el hábito, según concluye un estudio elaborado por un equipo del Departamento de Psicología Evolutiva de la Universidad de Salamanca.

La investigación, titulada Creencias y motivaciones de las personas mayores en relación con el consumo de tabaco, ha sido dirigida por el decano de la Facultad de Psicología y director de dicho departamento, José Luis Vega. Los investigadores y sus colaboradores han entrevistado a 320 personas mayores de la provincia de Salamanca (156 hombres y 164 mujeres), con edades comprendidas entre los 50 y 91 años.

El objetivo del estudio era averiguar las creencias y las motivaciones de las personas mayores en relación con el tabaco, así como conocer los factores de cambio más relevantes del hábito de fumar en dichas personas para poder elaborar programas de intervención que contribuyan a dejar esta dependencia entre las personas de este tramo de edad.

El informe revela que los exfumadores entablan con más frecuencia relaciones sociales con personas de su entorno para mantenerse sin fumar. Los que más presión han ejercido sobre ellos para que dejen el tabaco son los hijos, los amigos y el médico, y se advierte que «a mayor dependencia fisiológica existe mayor presión social para abandonar el hábito de fumar».

Los expertos afirman que cuanto mayor es la frecuencia con la que se va a lugares diferenciados para fumadores y no fumadores, a sitios donde está prohibido fumar, y la frecuencia con la que se relaciona con personas no fumadoras, «más fuerte es la intención de dejar de fumar. Cuanto mayor es la asistencia a sitios relacionados con no fumar, mayor es la motivación para el cambio», señalan. Los investigadores han constatado que los fumadores se relacionan más con gente fumadora, y que los exfumadores son los que más frecuentan los lugares donde no se permite fumar.

Quienes ya han logrado desengancharse en alguna ocasión «se perciben más capaces para mantenerse sin fumar» que quienes no lo han intentado.

ADICCION

El estudio agrega que algo que dificulta el intento de dejar los cigarrillos es pensar que producen sensaciones sensoriales agradables, facilitan las relaciones sociales, ayudan a controlar el peso o disminuyen el aburrimiento. «Los fumadores valoran más las sensaciones sensoriomotoras y que el tabaco satisfaga su adicción fisiológica», concluye el informe.

Una vez que se ha logrado dejar el tabaco, los exfumadores le dan más importancia al control de la adicción para evitar las recaídas que a engordar.

Por último, los salmantinos mayores de 50 años con menos ingresos fuman más que las personas de recursos medios «con el fin de conseguir estimulaciones positivas. También, los que tienen menos dificultades económicas son más conscientes de los riesgos de fumar».