El doctor Juan Antonio Riesco, coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Patología Respiratoria y Cirugía Torácica, SEPAR, asegura que el humo que desprenden los cigarrillos fumados por los padres constituye, de todo el conjunto de factores de riesgo existentes, la «única evidencia» de que incide en la muerte súbita del lactante. Para el doctor, se ha demostrado que la exposición al tabaco explica parte de este tipo de trágicos sucesos.

El doctor Riesco especifica que el humo exhalado contiene una serie de sustancias que pueden alterar la regulación de los centros respiratorios y ventilación del bebé, produciendo asfixia y, por consiguiente, la muerte súbita del lactante.

Según algunos estudios recientes, el tabaquismo pasivo provoca unas mil muertes anuales en España. De hecho, Riesco afirma que un no fumador puede llegar a inhalar hasta un dos por ciento del humo del fumador. Y la concentración de nicotina, además, es hasta cinco veces más elevada en la llamada «corriente secundaria», la que inhala el fumador pasivo.