La vacuna antinicotínica para combatir el tabaquismo, cuyo mecanismo de acción se basa en impedir que la nicotina llegue al cerebro, podría llegar al mercado en un plazo de dos o tres años, según se puso de manifiesto en el Congreso de la Sociedad Madrileña y Cirugía Torácica (Neumomadrid), celebrado en la capital española.

La vacuna forma parte, junto con dos nuevas moléculas, el rimonaván (un bloqueador de los receptores de los cannabinoides en el cerebro) y la vareniclina (un agonista de los receptores de la nicotina) de un nuevo conjunto de tratamientos contra el hábito tabáquico, que se sumará a los dos ya existentes en la actualidad: el bupropión y la terapia sustitutiva de nicotina.

Según explicó el doctor José Ignacio Granda, neumólogo y coordinador del área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología (Separ), en la actualidad hay tres grupos internacionales trabajando sobre la vacuna antinicotínica. Los estudios en fase I y II han demostrado que es segura, aunque están pendientes de los resultados de los ensayos correspondientes a la fase III.

Esta vacuna bloquearía las partículas de nicotina en el organismo con el objetivo de que no lleguen al cerebro ni, en las embarazadas, la placenta. La estrategia tiene dos posibles vías de acción, el método tradicional de la vacuna, que causa la producción de anticuerpos en el organismo, o su inoculación directa.

El doctor Granda explicó que hoy día se está estudiando cuántos anticuerpos serían necesarios en relación con el número de dosis de nicotina que ingiere el individuo. Este experto cree que la vacuna tendría tres poblaciones diana: personas que quieran dejar de fumar al bloquear el placer que les reporta; embarazadas, al prevenir que la nicotina llegue al feto y adolescentes, dando la posibilidad a los padres que vacunen a su hijo, un supuesto que “tiene su polémica ética”.