El bupropion, un antidepresivo que se utiliza como ayuda terapéutica para dejar el tabaco, no consigue prolongar su efecto a largo plazo. Según un estudio, al año de haber tomado este fármaco el número de personas que vuelve otra vez a fumar es igual que aquellas que intentan dejarlo sin recurrir a este medicamento.
La mayoría de fumadores sabe que dejar de fumar no es muy difícil, lo complicado es mantenerlo. Por este motivo, en muchas ocasiones se precisa de varias terapias para continuar alejado del tabaco.
La Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA) ha aprobado seis tipos de tratamientos para la dependencia al tabaco. Cinco de ellos se basan en la administración de nicotina para evitar los efectos secundarios al dejar de fumar.
La opción sexta es la terapia con bupropion, que en algunos estudios parece haber ayudado a aumentar el éxito de otros tratamientos cuando se administra conjuntamente o incluso por sí sola. Sin embargo, su eficacia a largo plazo no está tan clara.
Evaluación
Para comprobar la validez de esta terapia, investigadores de la Universidad de California y del Centro Médico San Francisco de Veteranos han llevado a cabo un estudio, publicado en «Archives of Internal Medicine», con 244 fumadores de más de un paquete de cigarrillos al día. La mayoría eran hombres de mediana edad y con historia de alcoholismo.
A todos los participantes se les administró un tratamiento con nicotina, en forma de parches, durante dos meses y una terapia cognitiva-conductual con sesiones de entre 30 y 60 minutos a lo largo de tres meses. En éstas se les hablaba de los peligros del tabaco, de las ventajas de dejar de fumar y se les ofreció técnicas para saber cómo manejar el estrés o cómo enfocar la convivencia con otros fumadores, por ejemplo.
De los 244 participantes, 121 recibieron además una dosis de bupropion durante siete semanas y el resto tomó un placebo (sustancia inactiva). A la semana, el 81% de los individuos había dejado de fumar. Tampoco hubo diferencias a las tres semanas entre los dos grupos.
Sin embargo, a las siete semanas, coincidiendo con el final del tratamiento con bupropion, la tasa de abandono del tabaco fue mayor, aunque no significativamente, en el grupo que tomó el fármaco en comparación con el que no lo recibió: un 64% frente a un 57% respectivamente. Esta mínima ventaja se siguió detectando en las siguientes cinco semanas: 57% vs. 47%.
La escasa superioridad observada en los primeros meses desapareció en los siguientes meses y el porcentaje de personas que seguía sin fumar cayó al 40% en el mes sexto en ambos grupos. Al año, la tasa de participantes que permanecían alejados del tabaco era del 15% para el grupo de bupropion y del 19% para el grupo del placebo.
Salvo un menor número de síntomas de abstinencia en las primeras ocho semanas, que desaparecieron a los tres meses, no se detectó ninguna ventaja más cuando a la terapia para dejar de fumar se añadió bupropion.
Causas
Los autores de estudio explican que quizá el hecho de haber utilizado una terapia cognitiva-conductual intensa puede haber contribuido al elevado éxito en los dos grupos y por consiguiente a la escasa diferencia entre ambos. Además, «no podemos excluir la posibilidad de que un tratamiento de siete semanas con bupropion fuese demasiado corto para producir una diferencia detectable y sostenida».
«Somos incapaces de demostrar un beneficio prolongado con la terapia de siete semanas con bupropion cuando se combina con psicoterapia y con nicotina. La realización de nuevos estudios sería útil para seleccionar a los fumadores que se podrían beneficiar más con el tratamiento con bupropion para dejar de fumar», concluyen los autores.