Un estudio que próximamente hará público la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que el daño causado por el consumo de alcohol iguala casi al daño provocado por el consumo de tabaco, según un artículo publicado por los editores de la revista «Nature».

Por primera vez en veinte años, la reunión que mantendrá la OMS el próximo mes de mayo abordará una resolución que propone convertir a las bebidas alcohólicas en un objetivo prioritario para la acción.

El artículo investiga por qué, pese a esto, el alcohol tiende a eludir las alarmas sanitarias y de incumbencia de las autoridades públicas, al contrario de lo que ha ocurrido con los cigarrillos. Una razón, según el artículo, es que los efectos nocivos del alcohol están peor definidos.

Por ejemplo, diversos epidemiólogos han observado que una bebida al día puede reducir el riesgo de ataques cardiacos. Así, hay muchas personas que usan esta idea para justificar su comportamiento con la bebida. Pero debido a que las ventajas del alcohol para la salud se limitan a las personas de edad avanzada, son muy pocos los que se benefician de beber más y, en general, las poblaciones ganarían cortando la cantidad de alcohol consumido, más que aumentándola.

Los expertos en política del alcohol afirman que las actuales campañas educativas son generalmente fútiles en lo que respecta a animar a los consumidores a que reduzcan la cantidad de alcohol ingerido.

Según Nature, se necesitarían medidas más restrictivas como un aumento de las tasas y limitaciones en la venta de alcohol, según los autores del artículo, pero estas medidas parecen ser impopulares para los gobiernos, los votantes y la industria.