Objetivo para 2010: eliminar los humos de restaurantes y locales de ocio. La reforma de la Ley Antitabaco ha destapado la caja de Pandora. La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, defiende que se trata de un asunto «de salud pública». Asociaciones contra el tabaquismo y médicos aplauden el endurecimiento de la norma. Hosteleros y fumadores han puesto el grito en el cielo. Ante tal polémica, resulta inevitable echar la vista atrás. En la Comunitat, la ley sólo ha logrado reducir el consumo de tabaco por la crisis a los tres años de entrar en vigor en 2006.

Desde entonces, la compra de cigarros ha ido en aumento. En 2007, los valencianos adquirieron 16 millones más que en 2006. Y las cifras arrojadas en 2008 todavía ponen más en evidencia la eficacia de la normativa: el incremento se situó en 20 millones, según datos del Ministerio de Economía.

Sólo en 2009 se ha podido constatar un descenso significativo: 67 millones menos de cajetillas que en 2006, aunque la venta de unidades sueltas ha aumentado en nueve millones. «La crisis económica tiene mucho que ver. También influye la Ley y los fumadores que intentan dejarlo y compran cigarros sueltos en lugar de cajas», comentan fuentes del Comisionado para el Mercado de Tabacos.

«Hemos pedido que se amplíe la ley desde el primer momento. Creemos que la prohibición de fumar en locales de ocio ayudará a los fumadores a dejarlo y beneficiará a los no fumadores», apuntaron desde la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

Los hosteleros se consideran los grandes perjudicados. Dicen que la reforma ahogará aún más a un sector que está siendo castigado por la situación económica. Las pérdidas podrían alcanzar el 40%. «Estimamos un retroceso del 10% si se endurece la norma, que se sumaría a las pérdidas del 30% acumuladas en los últimos 18 meses», advirtió el portavoz de la Federación de Hostelería de Valencia, Vicente Pizcueta.

Los cafés

El efecto más inmediato será la caída de esos clientes que acuden a los bares a tomar un café o una copa y lo acompañan con un pitillo. Pizcueta reconoce que los hosteleros están «nerviosos y preocupados». Por eso se reunirán mañana mismo en Madrid para estudiar la situación y tomar una determinación (amenazan con secundar paros).

«Aquí vienen los trabajadores del supermercado de al lado a almorzar mientas fuman. También paran taxistas para descansar y fumarse un cigarro tranquilamente. Si se prohíbe el tabaco, perderemos, cómo mínimo, a todos esos clientes», dice Vanessa Galmau, encargada del restaurante A la piedra, en Campanar.

Begoña Pina fuma desde hace nueve años. Es asidua a un bar donde se permiten los cigarros y reconoce que si los vetan reducirá sus visitas. «Suelo ir con los amigos a tomar una cerveza y un cigarrillo. Se ha convertido ya en una costumbre pero si lo prohíben, quedaremos en casa que nadie nos dice lo que tenemos que hacer», manifestó esta valenciana de 36 años.

Ahmad Kalaf, presidente de la Asociación Azahar de lucha contra el tabaquismo en Castellón, no opina igual. Este médico argumenta que el humo contiene «más de 4.000 gases tóxicos» y que genera «más de 30 enfermedades».

Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud de 2006, el 30% de los valencianos son fumadores diarios (la media nacional se sitúa en 26,1%). Los resultados provisionales de la Encuesta Europea de Salud arrojan un repunte en el consumo de tabaco. El 31,5% de la población de más de 16 años ha fumado a diario u ocasionalmente en el último año.

«Con la reforma, miles de bares pequeños tendrán que cerrar»

«En la Comunitat Valenciana se fuma muchísimo»

«La prohibición de fumar perjudicará mucho a los negocios».