Los  fieles asistentes a misa dominical de las 9 a.m. en  la Catedral Metropolitana de Cumaná, la capital  del Estado Sucre, en el nororiente de Venezuela, se sorprendieron este domingo 2  cuando el párroco presbítero Henry Duque, anunció que tras la lectura de los Sacramentos habría un  acto especial.

Desde el 17 de mayo de  2007 esa Iglesia desarrolla  un programa dedicado a la atención de las adicciones por medio de “La Espada de David”,   grupo de tratamiento ambulatorio surgido como respuesta a las personas que acudían a la catedral  solicitando ayuda terapéutica. Dada la carencia de personal clínico, se les dio  apoyo psicosocial, mediante terapias individuales, grupales y familiares. Ya convertida en la Fundación Espada de David (FRAED), “atiende a  farmacodependientes que aún conservan cierto marco relacional con personas o familias resilientes,  ganadas para la tarea de  formar parte del esfuerzo rehabilitador”.

Tras una etapa de gestación, en la que se dieron rasgos de desorden e inestabilidad, la voluntad de acción positiva en beneficio social se impuso y la labor se ha ido consolidando al grado de lograr ya un primer resultado significativo. Este domingo, Dilmar Acosta,  joven cumanesa de 28 años, hija de una familia obrera,  y  Edixson Vallera, de 24 años, hijo de un trabajador del transporte autobusero, tras cumplir los 18 meses del tratamiento,  recibieron los diplomas que les entregaron la reeducada en “Hogares Padre Claret”,  Nadina Zalmassi y la socióloga  Carmen Viera, encargadas del área femenina,  y el profesor Rodolfo Muñoz y el operador Pablo Castañeda, (también reeducado claretiano) encargados de la masculina, a quienes acompañó el padre Duque, impulsor incansable de FRAED.

Dichos diplomas certifican el logro de ambos jóvenes en cuanto a mantenerse abstinentes, sin recaídas, y su superación en lo afectivo familiar y en su sentido de responsabilidad social. Tras su otorgamiento,  la feligresía estalló en aplausos e igual sucedió cuando en el templo hablaron los padres de los reeducados y éstos mismos.  Al final, en otro momento muy emotivo, después que  Dilmar y Edixson entregaron las sillas que ocuparon durante el tratamiento  a  quienes se  espera sean los próximos diplomados,  desde la zona del altar los demás pacientes, a la pregunta “¿Se puede lograr la rehabilitación”, respondieron con un entusiasta “¡Sí se puede!”. 

Dilmar y Edixson tienen como compromiso devolver lo recibido,  mediante su participación activa en la instalación de una primera extensión de las actividades de FRAED  hacia la  popular barriada Las Palomas,  zona con altos índices de consumo adictivo. Para  esa  extensión se cuenta con el apoyo del Gabinete Ejecutivo de Extensión Social, cuya representante, la Lic. Ana Arcia, estuvo presente en los actos y habló en la reunión especial de la ahora Fundación “La Espada de David”,  a la que asistieron el equipo clínico, los pacientes y sus familiares. Ante ellos, el Presbítero Duque informó que la Fundación proyectaba extenderse, con ajustada evaluación de sus posibilidades, hacia las catorce parroquias eclesiásticas de Cumaná,  ciudad donde se han incrementado las cifras de tráfico y consumo, en muy diversos sectores sociales, en  especial de marihuana y cocaína, ésta sobre todo en forma de “piedra” con alta incidencia en la violencia criminal que en  zonas humildes arroja alto porcentaje del número de jóvenes asesinados.