Veinte años después de la puesta en marcha del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD), los profesionales que trabajan en esta materia desde diferentes ámbitos de actuación tienen claro que el único camino a través del cual «se puede seguir avanzando» es el de la «coordinación y la cooperación». Una conclusión a la que llegaron ayer los expertos reunidos en la UIMP en el marco del encuentro «Control de la oferta de drogas y reducción de demanda: ¿políticas complementarias o excluyentes». Y es que la diversificación de las sustancias y la prontitud con la que se empiezan a consumir precisan de una suma de esfuerzos en torno a la lucha contra la drogodependencia y a su prevención.
El pasado jueves, la ministra de Sanidad Elena Salgado se encargó de inaugurar este foro y, en su intervención, destacó el escaso riesgo que ven los jóvenes ante las drogas. Una idea que Carmen Moya, delegada del Gobierno para el PNSD reiteró también ayer: «hay más conciencia de riesgo a la hora de consumir tabaco que cannabis». Para esta experta, esa «trivialización del uso», junto a la diversificación en las formas y la «juventud de los consumidores», representa uno de los mayores problemas actuales. Factores que, por novedosos, obligan «a estar con los tiempos» y a ha diseñar estrategias precisas.
Moya hizo un especial hincapié en «la prevención». En este campo, y en la lucha contra las drogas en general, «no existen ámbitos ni fronteras», explicó y, aunque pueden existir diferencias entre países en cuanto a demanda y tipo de sustancias más consumidas, el problema de la drogadicción es global. La delegada del Gobierno destacó que hay que «abordar» la problemática desde todos los sectores, sean de «índole social, policial, sanitario, de blanqueo de capitales o político». En este sentido, reconoció que «las condiciones pueden mejorar con carácter general» y subrayó que la coordinación a este respecto entre los organismos policiales y judiciales es «inmejorable». El reto está ahora en la coordinación: «Tenemos que profundizar más en la coordinación e intercambio de experiencias».
Carmen Moya habló también del cambio producido tanto en el consumidor como en la sustancia consumida desde que se diseñó el PNSD. Si antes el problema era la heroína y el drogodependiente era «bastante marginal», hoy, el perfil ha cambiado. El adicto está «perfectamente adaptado socialmente» y hace un uso de la droga asociado «al recreo y al fin de semana». Condiciones que, una vez más, obligan a adaptar el Plan a los tiempos. La delegada quiso trasmitir, asimismo, un mensaje de esperanza: «Se puede salir, actuar y resolver el problema».
Santiago Rodríguez, director de Salud Pública del Gobierno cántabro, recalcó que la actuación «no es competencia exclusiva del ámbito sanitario», sino que la sociedad debe implicarse. Por ello, anunció que el Plan de Acción en Cantabria se reforzará para involucrar a las familias, los medios de comunicación y la sanidad. Por otro lado, María Jesús Manovel, directora del foro y ex subdirectora del PNSD, quiso destacar que «debemos estar orgullosos» del Plan porque siempre se ha llevado a cabo con «diálogo» entre todos los sectores.