Los padres tienen un rol importante para que los juegos de video no se conviertan en perjudiciales para sus hijos. Deben incentivar alternativas para la diversión de los niños.

Uno de los aspectos que pone en evidencia la llegada de la era tecnológica es la incursión de los videojuegos como actividad de esparcimiento, especialmente infantil. Estos pueden representar un beneficio, pero también pueden ser perjudiciales para los niños. Una sicóloga aconseja cuidado a la hora de utilizarlos.

Susana Mariscal sostiene que los play games presentan beneficios y riesgos para el desarrollo infantil. “Que una u otra característica predomine dependerá esencialmente del rol de los padres en torno a esta actividad”.

Uno de los principales problemas de los videojuegos ocurre cuando le da un uso prolongado. El estar frente a la televisión o la computadora por más de tres horas causará problemas físicos como el desgaste de la visión y una mala postura, que a la larga podría convertirse en un dolor de espalda crónico. Otro de los problemas de su uso prolongado es el aletargamiento y sedentarismo. Según la profesional, a medida que el hábito del ejercicio físico vaya perdiéndose, el niño terminará por volverse pasivo.

También se ha responsabilizado a los videojuegos por las conductas infantiles agresivas y violentas. No obstante, tampoco se puede afirmar que los pequeños que no tienen acceso a una computadora o que gustan de los play games son menos agresivos.

Al respecto, Mariscal sostiene que estos juegos serían sólo uno de los factores, pues también hay que tomar en cuenta la violencia que los niños perciben en el ambiente donde se desarrollan y la que ven a través de los distintos medios de comunicación.

Al otro lado de la balanza está lo beneficioso, pues el videojuego puede convertirse en una herramienta de aprendizaje. Algunos estimulan el desarrollo cognoscitivo de los pequeños, su percepción visual y su lógica. Otros presentan la oportunidad de aprender materias como cálculo, lenguaje e historia.

Sin embargo, si los padres compran un play game a su hijo para poder hacer otras actividades sin que éste los interrumpa, los efectos serán contrarios.

Sin el control paterno, el pequeño está expuesto a los riesgos planteados anteriormente. Por ello, será imprescindible para los progenitores evaluar el material antes de entregarlo a sus hijos. Esto les permitirá establecer si el contenido es apto o no para menores de edad.

Los videojuegos abren al menor la posibilidad de entrar en el mundo de la tecnología. La clave para que éstos cumplan la misión de enseñar es que lo padres acompañen a sus hijos mientras están jugando y compartir con ellos su juego. Esto no sólo les permitirá supervisar lo que el pequeño aprenderá, sino que fortalecerán el lazo familiar al participar y disfrutar una actividad con su hijo.

Actividades alternativas

  • Ejercicio • Es importante desarrollar hábitos de ejercicio desde que los niños son pequeños. Fomentar la actividad física mediante juegos que impliquen movimiento muscular. Si no hay suficiente espacio en casa se deberá buscar alternativas como parques o plazas.

  • Lectura • Una buena manera de incentivar y crear un hábito de lectura en los niños es a través de los cuentos, pero no cualquier cuento. Aquí también será necesario seleccionar el material que se dé a leer a los hijos. Si se agotaron los cuentos, habrá que inventar algunos. Estos incentivan la creatividad infantil, mucho más que un videojuego.

  • Tiempo • Dar un tiempo específico a los pequeños es imprescindible para hacerlos sentir queridos e importantes. Aunque se trabaje todo el día, es recomendable que los padres destinen un momento del día para compartir con sus hijos. Así, ellos reproducirán esta conducta en sus propias familias.

    El uso excesivo conduce a la adicción

    SENSACIÓN • Las ansias de poder crean una dependencia hacia los juegos.
    Algunos videojuegos pueden resultar beneficiosos para el aprendizaje infantil. El problema de los mismos surge cuando incluso aquellos destinados a la enseñanza caen en la adicción.

    El uso prolongado o excesivo ha sido tipificado como uso patológico. En algunos estudios sicológicos ya se habla de adicción porque la persona crea dependencia hacia el juego. La sicóloga Susana Mariscal señala que la sensación de estar controlado por algo es lo más parecido a lo que es una droga. “Por ello se habla de una adicción a los juegos”.

    Cuando se pierde el control sobre el juego y se sobrepone esta actividad a otras, como el trabajo o los estudios, se estaría hablando de un uso patológico. Una de las explicaciones a la adicción es la búsqueda constante de poder, que se sacia al efectuar un juego de estrategia, por ejemplo.

    La vida de una persona que es adicta a los juegos se ve alterada. Según Mariscal, si bien se han identificado rangos de mayor incidencia para algunos vicios, la adicción al juego no tiene edad, pero sí predisposición.

    Una vez más es fundamental el papel de los padres al enseñar hábitos a sus hijos desde que son pequeños. Si los niños quieren jugar, hay que establecerles un horario y enseñarles a respetarlo.