Una actuación dirigida hacia la prevención del tabaquismo y sus patologías crónicas asociadas. Porque conseguir que los jóvenes perciban el riesgo que supone para sus pulmones empezar a fumar y el deterioro al que somete a su cerebro cada fin de semana con el botellón son algunos de los retos que se ha marcado la directora de Salud Pública, Merche Estébanez.

¿Existe enfermedad más allá de la gripe A?

– ¡Claro!, ¡claro! Hay infinidad de enfermedades diferentes a la gripe A que son en las que verdaderamente tenemos que incidir. Lo que ocurre es que en estos momentos está de actualidad, muy a nuestro pesar, el virus N1H1. Es la novedad informativa de la temporada; por eso debemos de dar información al respecto. Somos conscientes de estar siendo bastante repetitivos; lo somos porque necesitamos que la población se conciencie de ciertas medidas higiénicas que son imprescindibles para no propagar esa gripe. Pero sí, desde luego que hay otras muchas enfermedades.

Desde el punto de vista mediático hay que dar información, ¿pero la ciudadanía no está sobresaturadade datos? ¿No nos ocupamos quizá de forma excesiva de la nueva gripe?

– Lo que las autoridades sanitarias estamos intentando es actuar desde ya para intentar que no se produzcan situaciones de contagios. Ya se dan de forma profusa, intentar ofrecer respuestas rápidas a la población. Nuestro trabajo es preventivo. Estamos apoyando a las escuelas, empresas, transportes, a todo el mundo, para que tengan sus planes de contingencia. Osakidetza ha dispuesto sus efectivos para los escenarios más complicados. Confiamos en no llegar a situaciones graves, pero tenemos que estar en alerta por si se producen. Y, llegado el caso, actuar. Esa es nuestra misión. Como Gobierno vasco y como Dirección de Salud nuestra misión es que no se llegue a casos graves y estar preparados para que la afectación sea la menor posible. Esperamos que la situación no pase a mayores, tal y como se ha visto en el Hemisferio Sur.

Muchos colectivos demandan la vacuna…

– Sí, es cierto. Hay mucha gente que demanda la vacuna. Ya ha recibido los parabienes de efectividad de la Agencia Europea del Medicamento y los grupos prioritarios, como venimos diciendo, serán aquellos que si se infectan con la gripe A tendrán más complicaciones. Las personas sanas si nos contagiamos la pasaremos como una gripe normal; para nosotros no será necesaria la vacuna. Dependiendo de la progresión de la pandemia podríamos ampliar los criterios clínicos o epidemiológicos; todo será modificable según se vaya avanzando. Estamos en alerta y vigilantes por si hay cambios.

¿Qué garantías tendría una vacuna tan «exprés»?

– Se está a la espera de que la industria farmacéutica nos acabe de confirmar el índice de efectividad de la misma. Esperamos sus indicaciones; faltan las últimas pruebas.

¿Tal vez lo más efectivo sea incidir en las medidas de prevención e higiene?

– Desde luego, para luchar contra la gripe A las medidas más efectivas son las higiénicas, mucho más que la vacuna. Con ellas se evita la mayoría de las incidencias. Sin embargo, de tan reiterativos que somos en los mensajes, como lavarse las manos con frecuencia, nunca estornudar sin un pañuelo de papel delante, no tocar cosas que puedan estar contaminadas…, sabemos que corremos el riesgo de hastiar a la población. Pero sí, el lavado de manos es importantísimo; hablamos de hasta 10 veces al día. Reconozco que tenemos que ser machaconamente insistentes en este tema. Es importante para la nueva gripe, pero también para otras. Todas esas cosas harán que no nos contagiemos tan fácilmente.

Al margen de la gripe A. ¿Qué otras patologías acechan con mayor frecuencia en Euskadi?

– Hay un miedo atávico a las enfermedades infecciosas; se tiene mucho temor al contagio y no nos damos cuenta de que las peligrosas son las otras dolencias con las que convivimos, las crónicas. La población les da menos importancia y son las que producen muchísimas más muertes. Las cardiovasculares, respiratorias… esas enfermedades nos dan las tasas de muerte más elevadas. Aquí debemos hacer una prevención continúa. Quizás la gripe A nos está haciendo olvidar la importancia de llevar una alimentación sana, hacer ejercicio, cuidarse… para evitar muchas muertes prematuras, en numerosos casos por desconocimiento de que tienen una enfermedad crónica. En este contexto, la diabetes está aumentando muchísimo y más preocupante aún es que está creciendo entre la población infantil. Aquí juega la alimentación que estamos ofreciendo a nuestros hijos. Estos temas son los que más nos preocupan en el Departamento de Sanidad y vamos a trabajar intensamente sobre ello.

¿Cómo se pueden cohesionar los servicios estrictamente médicos con los servicios sociales?

– Tenemos unos servicios, tanto sanitarios como sociales para mayores bastante potentes. Lo que sucede es que a veces la coordinación entre unos y otros es difícil porque suelen estar cada uno en un sistema diferente. Existe lo que se llama el espacio sociosanitario. Creo que es una asignatura pendiente que hemos de trabajar para que no haya problemas. Suele ser difícil tener al lado un recurso social que facilite su salida de un hospital de agudos. Lo tenemos que trabajar mucho; y vamos avanzando. Todos nos hacemos mayores y necesitaremos recursos sociales y sanitarios, por lo que tendremos que fomentar una coordinación plena.

El alcoholismo entre la juventud es el pan de cada día. ¿Se puede seguir mirando a otro lado?

– Entre los muchos problemas sanitarios de la sociedad, el alcoholismo es preocupante y más aún que los adolescentes beban cada vez más y acaben en un coma etílico. Los problemas de alcohol, drogas de diseño o cocaína están ahí. Tenemos el tabaquismo, otra de las grandes drogas. Que la juventud piense que la vida es eterna y que a ellos no les va a tocar se está convirtiendo en una gran preocupación para las autoridades sanitarias. Porque esos jóvenes tendrán sus hígados deteriorados antes de lo debido, al igual que su cerebro atacado por las drogas, especialmente el alcohol. Nuestro reto es concienciarles de los efectos nocivos de esos productos, algo que sufrirán a posteriori.

En el tabaco nos gastamos muchos millones en tratamientos de deshabituación. ¿Por qué no invertirlo en prevenir que la gente joven se inicie?

– Lo que tendremos que conseguir es que no empiecen a fumar. Tenemos bastante trabajo elaborado en cuanto a la prevención del tabaquismo en las escuelas, para escolares de entre 12 y 14 años. Nuestros esfuerzos se dirigen a hacerles llegar el mensaje de que han de tener suficiente personalidad para decir no cuando no deseen fumar, aunque el compañero sí lo haga. La Ley del Tabaco bien llevada reducirá sensiblemente el consumo de tabaco. Es fundamental que la cumplamos y que en restaurantes y bares no se pueda fumar. La clientela habitual seguirá acudiendo a esos locales y se acostumbrará a no fumar en lugares públicos. Si damos la imagen de que se pueden hacer muchas cosas sin un cigarrillo en la mano, habremos ganado la batalla final: mejorar la salud pública.

Se asiste también con preocupación a la extensión de las enfermedades venéreas. ¿Es el preámbulo del sida?

– Sí. El sida, al haberse convertido en una enfermedad crónica, ha dejado de ser la bestia negra de las infecciones; se ha bajado la guardia. Muchos jóvenes y también colectivos homosexuales le han perdido el miedo. Piensan que, como ya hay medicamentos barrera, podremos tratarla, pero no es así. No se dan cuenta que si contraen el sida tendrán que vivir de por vida medicándose y que sus efectos a la larga puede provocar un cáncer. La gonorrea, la sífilis no tratada también la estamos viendo con más frecuencia que en pasados años.

¿Se ha relajado la población?

– Nos hemos relajado y dejado de utilizar métodos barrera que eviten las infecciones, que serían los preservativos. Hay que continuar recordando que la mejor prevención contra el VIH es el sexo seguro. También nos preocupa el aumento del sida que se registra entre los inmigrantes. Es un reto primordial llegar a estos colectivos crecientes de extranjeros para informarles de los riesgos. Queda mucho trabajo por hacer. Pero lo que más me preocupa son las enfermedades crónicas, porque es donde más mortalidad padecemos, sobre todo en las enfermedades cardiovasculares, muy unidas a los estilos de vida poco saludables. Aquí, incluimos la alimentación, el tabaco, el alcohol . Potenciamos entornos de vida saludables, como se está haciendo en otros países europeos, porque para el Departamento la vigilancia de estas dolencias es seguro de vida.

Sus frases:

«Es fundamental que en los restaurantes y bares no se fume; la gente se acostumbra y sigue yendo»

«Quizás la gripe A está impidiendo que no incidamos en la dieta y el ejercicio para evitar muertes prematuras»

«Hay un miedo atávico a las enfermedades infecciosas, cuando en realidad las crónicas son las más peligrosas»

«Las medidas más efectivas para luchar contra la nueva gripe son las higiénicas por delante de la vacuna»