Sin humo en el trabajo, los bares, los centros comerciales… Pero tampoco en casa ni en el coche. Una campaña publicitaria, lanzada en Australia hace poco más de dos años, ha conseguido concienciar a los padres fumadores del riesgo al que se exponen sus hijos y ha aumentado el número de hogares y automóviles sin tabaco.

Según explica la revista Tobacco Control, «Car and home: smoke free zone» (traducida como «No se fuma en el automóvil ni en el hogar») sobre todo pretende limitar la exposición al humo por parte de los niños de seis o menos años.

Para cumplir con este objetivo, como queda reflejado en la página web de la campaña, se dan a conocer los riesgos asociados con el tabaquismo pasivo y se aportan «a los padres y médicos las opciones con las que pueden minimizar la exposición de los hijos».

Entre otros recursos, el proyecto se basa en anuncios publicitarios, difundidos en los distintos medios de comunicación; en la distribución de panfletos y otro tipo de materiales promocionales y en el material educativo presente en un sitio de Internet.

En este último se puede encontrar una gran cantidad de información sobre el humo ambiental dirigida tanto a los padres como a los especialistas de la salud. A los primeros, se les ofrecen documentos en los que, entre otros aspectos, se explican algunas de las falsas creencias en torno al tabaquismo pasivo, cómo afecta el humo a los niños y qué pueden hacer los progenitores para evitarlo.

En el caso de los profesionales sanitarios, la página muestra evidencias clínicas sobre el efecto de este tóxico ambiental; propone unas guías de actuación para «minimizar la exposición de los niños al humo ambiental» e incluso ofrece sesiones educativas sobre cómo responder las preguntas que les hagan los padres.

«Al finalizar el periodo de la campaña, el 73% de los hogares compuestos por un fumador y niños de seis o menos años se mostró completamente libre de humos. Y un 18% de los participantes afirmó no fumar cuando sus hijos estaban en la misma habitación», señala Lian Yiow, miembro del Instituto oncológico New South Wales (Sidney, Australia) y autora del artículo publicado en «Tobacco Control».

En total, según matiza Yiow, el proyecto consiguió aumentar un 55,7% y un 41,8% el número de casas y coches libres de humos, respectivamente. «Se considera que es un magnífico resultado y un buen ejemplo de lo que puede alcanzarse cuando el gobierno y las ONGs trabajan juntos. También resulta estimulante ver cómo los padres y cuidadores que no pueden dejar de fumar cambian sus hábitos tabáquicos para proteger la salud de sus hijos», añade.

Opciones legislativas

La campaña australiana no es la primera que se ha movilizado en este sentido. Son varias las voces que han subrayado la importancia de que los progenitores no expongan a sus hijos a los tóxicos procedentes de la combustión del tabaco. De hecho, en 2004 la Asamblea de California ya propuso prohibir el consumo en los coches en los que viajen niños.

En relación con el consumo en los automóviles, otro artículo, publicado en la misma revista de la Asociación Medica Británica, afirma que, en el caso de Australia, la prohibición de fumar en los coches podría ser «bien acogida por la población si se aplica a los menores de 18 años que estén presentes en el vehículo».

«Mientras que los acercamientos educacionales son importantes, las opciones legislativas merecen consideración y debate», concluyen los autores.

Diez mitos sobre el humo ambiental del tabaco

  • El tabaquismo pasivo no es dañino para la salud de los niños.
  • Sólo afecta a los niños con asma.
  • Solamente es dañino el humo que ve suspendido en el aire.
  • Los niños no corren riesgo si no se les echa el humo en la cara.
  • Sólo fumo cuando mis hijos no están en casa así que todo está bien.
  • Si bajo la ventanilla en el coche el humo se va.
  • Es de mala educación pedir a los invitados que salgan fuera a fumar.
  • Yo no consumo tanto así que no va a afectar a mis hijos.
  • Mi hijo está muy sano, mi hábito no puede estar afectándolo.
  • Mis padres fumaron delante de mí cuando era pequeño y me encuentro bien.

Cómo afecta el tabaquismo pasivo a la salud infantil

  • Cerebro: posible relación entre los tumores cerebrales, las dificultades de aprendizaje y los problemas de atención.
  • Ojos: incomodidad física (escozor, ojos llorosos y pestañeo excesivo).
  • Oídos: infecciones en el oído medio (otitis media crónica).
  • Pulmones: infecciones respiratorias (pitidos, tos, falta de aliento) y función pulmonar disminuida.
  • Corazón: menor habilidad para procesar el oxígeno; arterias dañadas.
  • Sangre: posible relación con el linfoma (un cáncer hematológico).
  • Riesgo de incendio: mayor peligro de incendio en las casas.