«Atendemos a las personas como personas y no como drogodependientes». En la Fundación Atenea Grupo GID huyen de los tópicos, de la imagen patética que muchos tienen del drogodependiente. «Nosotros trabajamos con personas, no con sustancias», reitera el coordinador de los proyectos que la Fundación Atenea desarrolla en Albacete, Javier Romero.

Fundación Atenea, que también trabaja en Madrid, se estableció en Albacete en el año 2001. Cuentan con un centro de atención e intervención que se encuentra ubicada en el barrio de La Estrella y con financiación del Ayuntamiento y la colaboración del Plan Nacional de Sida, CCM y Caja Madrid.

Junto a Javier, cuatro educadores, Mica, Bea, Marta y Raúl, así como Sara que está realizando sus prácticas en este centro, se encargan de sacar adelante los dos proyectos en los que trabaja la Fundación en Albacete.

Dos iniciativas muy distintas pero con un objetivo común, informar sobre los riesgos de determinados consumos en la salud así como de los recursos comunitarios disponibles, y acercarse a colectivos que muchos convierten en invisibles.

Más calidad de vida

Bajo el nombre Menos riesgos más salud, Fundación Atenea desarrolla un programa encaminado a mejorar la salud y la calidad de vida de los consumidores de drogas.

El objetivo de este proyecto es, tal y como apunta Javier, evitar, o al menos minimizar en la medida de lo posible, los riesgos relacionados con el consumo de distinto tipo de sustancias.

Este programa está dirigido a adultos. En cuanto a las acciones que llevan a cabo en el marco del mismo se incluye la información y el asesoramiento a los consumidores de drogas de aquellos riesgos relacionados con el consumo. Entre otras cuestiones se asesora sobre todo lo relacionado con la prevención de enfermedades, los riesgos de la sobredosis, la necesidad de apostar por una sexualidad segura, u otros aspectos relacionados con posibles tratamientos de su adición. Los educadores no sólo se limitan a aportar información sino que también acompañan a los usuarios a recursos sociales, sanitarios, y de tratamiento, que puedan serles útiles.

Desde Fundación Atenea recuerdan que colaboran estrechamente con las asociaciones u organizaciones existentes, con centros sociales, o con la Unidad de Conductas Adictivas.

También prestan apoyo a aquellos drogodependientes que deciden someterse a un tratamiento y tratan además de fomentar medidas preventivas. Pero su labor no acaba ahí. Otro de los aspectos en los que trabajan es en el intercambio de jeringuillas para evitar el contagio de enfermedades. Reparten además preservativos y folletos informativos.

Tampoco faltan las actividades de ocio y tiempo libre. Excursiones, salidas al cine, fútbol, u otros juegos, son algunas de las actividades que llevan a cabo. «Nos adaptamos a lo que les apetezca, varía dependiendo de las demandas que hagan ellos», apunta Bea. En este programa atienden a unos 160 o 200 usuarios al año con los que trabajan para reducir los daños que les puede ocasionar el consumo de drogas.

Alcohol

El consumo más generalizado es el del alcohol. El paso del tiempo ha contribuido además a que cambien las sustancias que más se consumen e incluso los perfiles. La droga inyectada, afirma Javier, es hoy por hoy algo residual.

En Fundación Atenea también aseguran que existe un consumo «de ocio» en población normalizada. El hachís, o la cocaína, son algunas de las sustancias habituales en este caso.

La cocaína, el crack, la heroína, o la llamada piedra están más presentes en «otros ambientes más complicados», tal y como indica el coordinador de los proyectos de la Fundación Atenea en Albacete. De hecho, en colaboración con usuarios han elaborado una guía para consumidores de «piedra», en la que recogen consejos para reducir daños, información sobre recursos y tratamientos, así como recomendaciones para prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual. También entregan papel de plata a aquellos que lo necesitan.

En cuanto a los perfiles desde Fundación Atenea insisten en que no hay un único perfil. Eso sí reconocen que suele haber más hombres consumidores que mujeres.

Respecto a las edades, hay de todo aunque han detectado que el consumo de alcohol suele darse más entre personas mayores, o que existe un colectivo de personas entre 40 y 50 años «que está con metadona» y que proviene del boom de la heroína.

Y a pesar de que su centro se encuentra enclavado en el barrio de La Estrella desde Fundación Atenea repiten que «gente con problemas de consumo de drogas hay en todos sitios sin distinción».

El otro programa que están realizando es Antena de Riesgos, una iniciativa de intervención con jóvenes que se encuentran en situación de riesgo, es decir aquellos que se están iniciado en el consumo de drogas, presentan conductas violentas, o empiezan a tener problemas de fracaso o absentismo escolar. En este caso sí que la gran mayoría de casos los detectan en La Estrella o La Milagrosa.

El reto en este caso es prevenir procesos de exclusión social y promover el cambio de actitudes que faciliten conductas saludables. En este caso las acciones que llevan a cabo pasan por el contacto con estos jóvenes y el conocimiento de sus pautas de consumo.

También desarrollan actuaciones educativas relacionadas con el uso problemático de drogas, sexualidad, o en materia de prevención de conductas violentas. Asimismo realizan charlas u otras actividades para llegar a los más jóvenes.

Otra de las iniciativas en las que están trabajando desde la Fundación es en el proyecto Bola de Nieve, se trata de formar como «agentes de salud» a consumidores o ex consumidores de sustancias tóxicas. Y es que estos agentes pueden llegar a colectivos o lugares inaccesibles para el personal de la Fundación y trasladar su mensaje. «Formamos a unas diez personas», explica Javier.

Ahora están trabajando en esta línea con prostitutas. Y es que, según señalan, han detectado un incremento de mujeres consumidoras que se prostituyen. Entre otras cuestiones, les alertan de la importancia de usar preservativo siempre.