La prohibición de drogas como la marihuana y la cocaína «está provocando la muerte de millones de jóvenes en los países en desarrollo», argumentó este viernes Cabral, de 44 años, en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros.

Es necesario eliminar la «hipocresía» en el debate sobre el asunto y discutirlo «a las claras», sostuvo el gobernador, quien asumió el cargo el 1 de enero.

El alcohol y el tabaco son drogas que «matan a mucha gente» pero son legales con ciertas restricciones, como áreas donde su uso está prohibido y actividades que no se puede realizar tras cierto grado de ingestión alcohólica, como conducir vehículos, recordó.

Sacar las drogas ilícitas de las sombras «sería mucho mejor», opinó.

Su propuesta de una amplia discusión mundial «será llevada a todos los foros posibles», porque la despenalización no puede hacerse en un país aislado, dado que es una cuestión internacional, en que la Organización Mundial de Salud (OMS) cumpliría un rol central, sostuvo.

Cabral sostuvo que no se trata de una misión personal, pues lo afronta como el deber del gobernador de un estado brasileño que sufre mucho con la violencia, en gran parte a causa del narcotráfico a cargo de bandas criminales montadas porque la prohibición sigue vigente, explicó.

Sin ilusiones de que su propuesta de legalizar totalmente la producción, el comercio y el consumo de algunas drogas hoy ilegales pueda concretarse a corto plazo, Cabral imagina que «dentro de unos 30 años» las nuevas generaciones «se reirán de esas discusiones, del rezago» que representa vedar el uso y comercio de estas sustancias mientras el alcohol y el tabaco son liberados.

Esta posición, ya defendida y discutida por algunas personalidades y movimientos de Brasil y de todo el mundo, incluye sacar las drogas del ámbito policial para ubicarlas principalmente en el campo de la salud pública.

Una convención de la Organización de las Naciones Unidas, aprobada hace más de 40 años, criminalizó numerosas sustancias psicotrópicas, como la cocaína, la heroína y la marihuana.

El tratamiento a los drogadictos representaría costos para el sistema de salud, pero la represión al narcotráfico insume miles de millones de dólares y sus resultados son insignificantes, según Cabral.

En su opinión, es preciso evaluar el asunto científicamente, comparando los daños y costos de la prohibición y de una legalización controlada, «con reglas para el consumo».